sábado, 10 de abril de 2010

Ciudad de Vida y Muerte



ESTRENOS
Ciudad de Vida y Muerte
Título Original: Nanjing! Nanjing!
Dirección: Lu Chuan
Año: 2009


Los desastres de la Guerra

Por fin se estrena la ganadora de la Concha de Oro del último Festival de San Sebastián, Ciudad de Vida y Muerte, cinta que narra la Masacre de Nankín en diciembre de 1937 en plena Segunda Guerra Sino-Japonesa, para muchos historiadores el inicio de la Segunda Guerra Mundial, por lo menos, en su frente asiático. En la que fuera capital del sur de la República de China las fuerzas japonesas mataron a 300.000 civiles, un hecho que el cine chino, aunque muy dado a recreaciones históricas, todavía no había prestado su debida atención.
Lu Chuan, un cineasta con escasa filmografía, despliega aquí un talento cinematográfico que sorprende por inesperado. Se le ha criticado, en algunos sectores, la escasa identidad oriental de la película, cuyo modelo narrativo parece más cercano al cine que Steven Spielberg hizo sobre la Segunda Guerra Mundial en los 90, La lista de Schindler (Schindler's List, 1993) y Salvar al soldado Ryan (Saving Private Ryan, 1998), que a las reconstrucciones históricas de sus paisanos Chen Kaige y Zhang Yimou. A mí esto no me parece ni bueno ni malo; Chuan utiliza los referentes de cine bélico, no sólo Spielberg también Senderos de gloria (Paths of Glory, 1957) de Stanley Kubrick, que le ayudan a narrar este relato tremendo de forma directa y desnuda, al tiempo que imprime un ritmo que resulta accesible tanto para el espectador occidental como para el oriental. Se deshace de esa manera de simbolismos y poéticas locales, por mucho que nos fascinen, para relatar una historia que necesita ser contada y escuchada por todos. Esa es su noble intención.


Eso no significa que la película dulcifique, aligere o, en el peor de los casos, frivolice la crudeza de los actos y su trascendencia en favor del espectáculo cinematográfico, muy al contrario mantiene un tono sobrio, respetuoso y consecuente con los hechos acaecidos. No hay maniqueísmo fácil ni maldad estereotipada. Es una radiografía de la crueldad en tiempos de guerra, dónde la ética y la moral parecen estar totalmente fuera de lugar. Porque como la "la lista" de Spielberg, la película no se centra en el conflicto sino en las atrocidades que se cometieron contra los civiles. Lo que tiene que permanecer en la memoria y no en el olvido, que llevan al ser humano a repetir las mismas barbaries una y otra vez.

Tras la proyección, un largo silencio inunda la sala que dura todos los títulos de crédito. Yo particularmente sé que llevaré la película y sus personajes a cuestas unos cuantos días. En ese espacio común nos queda al menos la certeza de haber asistido al visionado de una obra mayúscula.

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